LUGO
Puente Romano sobre el Río Miño en Lugo
Asentada sobre un cerro a orillas del río Miño, la ciudad de Lugo conserva importantes huellas de su pasado romano, entre ellas su muralla milenaria, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
El enclave.
Ocupa una zona de terreno topográficamente irregular, más alta al Noroeste, en descenso hacia el Sudeste. Siguen siendo un enigma los motivos de ese trazado que dejó fuera importantes zonas residenciales de la antigua ciudad romana y en cambio protegió terrenos descampados.
La historia.
La Muralla de Lugo es muy posterior al nacimiento de la ciudad romana de Lucus Augusti. Mientras la ciudad se fundó en el año 14 a.C., la Muralla no se erigió hasta finales del siglo III, cuando Roma comenzó a sentir la amenaza bárbara.
La muralla romana se construye entre los años 260 y 310 de nuestra era,
cuando LUCUS AUGUSTI era la capital del Convento Jurídico Lucense.
En aquellos años, los pueblos bárbaros amenazaban las fronteras Del Norte del Imperio por lo que Roma procede a la fortificación de sus ciudades más importantes.
Desde entonces, sobreviviendo a destrucciones y reconstrucciones, ha conseguido mantenerse en pie hasta nuestros días,
siendo la única de Europa que conserva íntegro su perímetro de 2200 metros,
considerada por los entendidos como el recinto fortificado mas importante y mejor conservado del mundo romano, es además totalmente transitable por su amplio adarve, al que se accede en la actualidad por 5 escaleras y una rampa (modernos),
aunque los accesos originales eran mucho mas abundantes, las escaleras estaban encajadas en el adarve coincidiendo con los cubos.
Sus parámetros están formados por sillares de granito y sillarejo de lajas de pizarra y su altura oscila entre los 8 y 12 metros.
Contaba primitivamente con 85 cubos, de los que se conservan en la actualidad 82 (aunque no todos son originales ni pertenecen a la misma época),
cada unos de los cuales sería la base de unas torres defensivas que en época romana tendrían dos pisos sobre el adarve, con cuatro ventanas en cada uno de ellos,
los restantes fueron derribados, o para encajar nuevas puertas, o en remodelaciones estructurales llevadas a fin a lo largo del siglo XIX.
Tan sólo en uno de los cubos de la zona de A Mosquera (imagen mas genuina de lo que era el aspecto de las torres romanas), permanecen actualmente dos de esas ventanas.
Su trazado encierra el casco antiguo de la ciudad, al que se accede a través de sus diez puertas,
de las que sólo cinco son, con toda seguridad de origen romano aunque con remodelaciones y añadidos posteriores:
la Puerta del Carmen o Puerta Miñá, es la mas antigua y la que mantiene su aspecto original que recibía a la calzada procedente del puente sobre el río Miño;
la de Santiago (Porta do Postigo) originariamente romana;
la Puerta del Obispo Aguirre (abierta en 1894);
la Puerta del Obispo Izquierdo (moderna en su forma actual, pero al parecer heredera de otra mas antigua);
la Puerta Nueva (sin duda de origen romano, aunque reabierta en la Edad Media y reformada posteriormente a finales del siglo XIX);
la Toledana (hoy de San Pedro), daba salida al camino "vía XIX del Itinerario de Antonino";
Puerta de la Estación (abierta en 1873 para facilitar el acceso a la estación de ferrocarril);
Puerta Falsa (de origen romana);
Puerta de San Fernando (abierta en 1853)
y Puerta del Obispo Odoario (abierta en 1921).
Los criterios del trazado son aún desconocidos, ya que dejó desprotegidas algunas zonas residenciales importantes al tiempo que, en otros tramos, incluyó descampados entre sus muros. Está construida con un mortero que se elaboraba a base de tierra, piedra suelta y guijarros, cementado con agua.
Todo el paseo de ronda de la Muralla es de uso público y libre, es un auténtico lujo para los paseantes disponer de una calle circular, de más de dos kilómetros de largo, en un nivel elevado, en algunos tramos hasta ocho metros. Es un paseo peatonal al que se accede por cinco escaleras y una rampa, todas ellas modernas, construidas a partir del siglo XVIII. Hasta esa fecha, la entrada al monumento se realizaba con escaleras primitivas, hoy clausuradas o desaparecidas, y por otras no romanas que fueron sustituidas por las actuales.
Cuenta Abel Vilela ("Guía de la Muralla Romana de Lugo", 1996) que durante mucho tiempo las puertas se cerraban diariamente con portones de madera. En determinadas épocas se tapió alguna puerta para permitir el cobro de los derechos de portazgo y de policía o el control de las personas que entraban en épocas de peste o guerra.
Pero esto no siempre fue así. En la segunda mitad del siglo XVIII parece que no existían los portones de madera, que repusieron los franceses en 1809, y hasta 1877 se ponían o quitaban en función de las circunstancias políticas, pero desde ese año desaparecieron de forma definitiva.
Aunque los arcos no estuviesen cerrados, esto no significa que el paso fuera siempre libre, como lo es ahora. Hasta mediados del siglo XX patrullaron cuerpos de guardia, especialmente para el control de mercancías.
Estos cuerpos de guardia y capillas adosados a las puertas desaparecieron, pero quedan los fielatos en las puertas Nova, Obispo Odoario, Campo Castelo, Estación y San Fernando.
http://patrimonio.consumer.es/muralla-romana-de-lugo
http://turismogalicia.blogspot.com/2007/05/muralla-de-lugo.html
http://www.spainonline.com/es/lugo-provincia.htm
